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Una reciente investigación, dirigida por los profesores Francisco Requena, Vicente Pallardó y Andrés Artal-Tur (IEI-UV, Instituto de Economía Internacional – Universitat de València), estima que un incremento del 10% del número de inmigrantes eleva el comercio entre la zona de origen y la de destino alrededor de un 2%, al margen del impacto de otras variables.

AUTOR: UV

Esta investigación ha puesto de manifiesto los efectos positivos para el comercio de la migración, sugiriendo la existencia de costes en la política de medidas proteccionistas contra la libertad de movimiento de mercancías y personas que algunos países han instaurado tras el estallido de la crisis. El trabajo ha sido financiado por la Comisión Europea a través del FEMISE (Forum Euroméditerranéen dels Instituts de Sciences Économiques) y por el Ministerio de Economía y Competitividad.

 

Para su análisis los investigadores parten de los tres mecanismos básicos mediantes los cuales, según los estudios económicos, los migrantes inducen el desarrollo comercial. El primero sería el efecto de puente de información, mediante el cual los inmigrantes atesoran una ventaja relativa en prácticas comerciales, idiomas, procedimientos legales… que les convierte en puente ideal para reducir la brecha de información entre compradores y vendedores. El segundo mecanismo es el efecto de cumplimiento de contratos, que a través de sanciones y exclusiones personales aumentan las garantías de los acuerdos, reducen los gastos y estimulan el comercio, algo especialmente relevante en los países con instituciones débiles. Finalmente estaría el efecto de preferencia, por el que los inmigrantes optan por productos que consumían en sus países de origen (los denominados “bienes étnicos”); y si tales bienes no están disponibles en los países de destino hay una alta probabilidad de que los inmigrantes estimulen flujos de comercio unidireccionales (llamado “de nostalgia”) para satisfacer su preferencia.

 

A partir de estos impactos potenciales los investigadores repasan los estudios empíricos realizados hasta la fecha (principalmente el análisis de las denominadas “ecuaciones de gravedad ampliadas”) para explicar los volúmenes de exportaciones e importaciones. Mediante esta técnica econométrica y empleando para los casos de España, Italia y Portugal una desagregación de los flujos de inmigrantes a escala provincial, centrada en el período 2002-2010 en el que se acentúa la recepción de inmigrantes (así como una diferenciación entre bienes primarios y bienes manufacturados), los investigadores han alcanzado nuevos resultados sobre el comercio debido a los inmigrantes. En su conjunto, las estimaciones realizadas por los investigadores calculan que un incremento del 10% en el número de inmigrantes de una procedencia concreta hacia un ámbito geográfico definido (en el estudio se desagrega hasta el nivel provincial) eleva el comercio entre el país de origen y la zona de destino alrededor de un 2%, al margen del efecto de otras variables. Asimismo la investigación pone de manifiesto que el impacto es muy similar para las importaciones y las exportaciones, lo que les lleva a concluir que, más allá del comercio étnico o del efecto preferencia, el fundamento de estas transacciones inducidas por los inmigrantes, sería el efecto red, es decir la capacidad de los inmigrantes para ejercer de puente informativo que facilita el comercio y para incentivar el cumplimiento de los contratos.

 

No sorprende, por tanto, que este efecto positivo de la inmigración sobre el comercio tenga lugar sobre todo en bienes manufacturados, para los que el establecimiento de nuevos flujos de comercio requiere mayores volúmenes de información que en el caso de los bienes primarios. Finalmente, la investigación también revela que un número relativamente reducido de inmigrantes es suficiente para generar dicho efecto red y que éste es siempre positivo con independencia del número de inmigrantes. También se observa que el impacto positivo de la red es muy grande cuando crece el número de integrantes en comunidades de inmigrantes pequeñas (menos de 100 inmigrantes de una nacionalidad residiendo en la misma provincia), y el fortalecimiento de ese efecto va siendo cada vez menos relevante a medida que crecen las comunidades de inmigrantes.

 

Los investigadores concluyen que los distintos flujos de bienes, servicios capitales y personas a nivel internacional están crecientemente imbricados y que es crucial mantener abiertos dichos canales. Por lo que consideran necesario “rechazar las recurrentes proclamas proteccionistas que se convierten en habituales en períodos de crisis, precisamente cuando más se requiere la apertura para coadyuvar a una recuperación general”.